Ya
se acerca el momento de cortar los melones.
He
dado una “rebusca” de 1000 Kg. para que no se me blandearan aquellos que
cuajaron antes de meter las colmenas. Ahora ya espero que en un corte salgan
fuera la mayoría.
Esta
semana, a parte de la “rebusca” me he dedicado ha destapar los melones con una
escoba. Al darles el sol toman antes el color y adelanto el corte. También,
esta misma mañana, he dado una azufrada con la máquina de viento. La ceniza
entorpece la trasformación de abono en azúcar dentro del melón ya que es el
hongo el que usa el abono para proliferar y machacar el cultivo, así que mejor
no dejarlo trabajar a gusto con un ambiente de azufre sublimado.
En
nuestra cooperativa el umbral en grados de azúcar para el corte esta en 12. En
cada partida se toman una cantidad representativa de melones y se les mide el
grado de azúcar, así como la dureza. El precio a percibir estará en función del
éxito en estos resultados.
Llevarte
a tu casa un melón y que tenga gusto a pepino tiene faena. Esa persona no
vuelve a comprar otro hasta que se le olvide el chasco. Nos jugamos mucho a lo
hora de cortar, nuestra imagen esta en juego. Es un asunto delicado porque los
precios en origen suelen tender a la baja con el avance de la campaña, no
siempre ocurre pero si con frecuencia.
No
solo vasta con cultivar sin plaguicidas y con abonos ecológicos, además tratándose
de fruta, lo que cultivamos tiene que estar dulce, “tehnico” y refrescante. Lo
que nos paguen después es otra historia. No siempre producir calidad se
compensa con cobrar cantidad. Es nuestro sino. La gente que vive de nosotros no
tiene estos problemas, tendrá otros pero desde luego estos no.
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